El síndrome del hijo único.

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Desde que somos chicos nos dicen que hay que compartir nuestros juguetes con nuestr@s herman@s o compañerit@s del kínder.
A medida que vamos creciendo esa conducta de compartir nos ayuda para desenvolvernos en la sociedad normalmente. Pero desafortunadamente eso no pasa con la mayoría de hijos únicos, ellos no tienen la suerte de tener un hermano con el que deban compartir, aunque también pasa cuando el niño es primogénito y después que le han dado todo a él, vienen los hermanos y tiene que aprender a compartir, este es un proceso algo difícil para él pero al final lo logra.
Cuando el individuo va creciendo sin la costumbre, digámoslo así, de compartir le es difícil mantener buenas relaciones con los demás y se vuelve una persona egoísta con la que muy pocos quieren entablar amistad.
Como esas personas están acostumbradas a que todo es para ellas, no piensan en los demás y padecen del síndrome del hijo único, además que les cuesta relacionarse con los demás porque no lo supieron hacer a temprana edad y se sienten solos.
Pero esto no solo afecta al “hijo único” sino que también a los padres a la hora de que ese hijo crece y tiene que abandonar la casa para hacer su vida como adulto. Los padres impiden que su único hijo los abandone y lo consienten aun mas dándole todo para que no vea la necesidad de irse de la casa.
Por eso se recomienda inculcarles a los niños a compartir para que en el futuro se desarrollen normalmente en la sociedad. Y en cuanto a los padres deben aceptar que todos los hijos tarde o temprano aunque todavía los vean como bebes tienen que crecer y hacer su vida a parte, esa es la ley de la vida.




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